Quiere la casualidad que ayer viésemos "Patton" en casa de Javi junto con Romera. Hoy la comenta el Mayor Reisman en su imprescindible Blog dedicado al cine Bélico e Histórico. No queda más remedio que aportar un pequeño granito de arena.
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Precisamente ayer mismo la vi por segunda vez (la primera vez fue hace mas de 20 años) y como se merece este tipo de pelis, con equipo surround dotado de un subwofer que hacía retumbar la sala y con proyector de video, lo que se agradece en las comentadas escenas panorámicas y en los suntuosos palacios.
Scott en esta peli está INMENSO (precisamente la semana anterior había visto "Al final de la escalera", otro excelente trabajo de este actor) y sabe dotar al personaje de Patton de los matices que le hacen atractivo, pues junto a esa combatividad excesiva, esa altanería casi prepotente y esa minuciosidad que le lleva a tener preparados planes de ataque antes incluso de que le asignen la operación-triquiñuela encaminada a confundir a los nazis antes de la invasión del Día D, Scott compone un personaje que es refinado, que habla en francés con su "ayuda de cámara" y con la población, que conoce detalles de la Historia Militar y casi "huele" campos de batalla milenarios donde los romanos se dejaron la vida, es ferviente creyente ("nunca vuelva a poner a prueba mi buena relación con Dios" le dice al cura a quien le encarga una oración para que deje de nevar ante su llegada a Bastogne, donde la mítica 101 Aerotransportada está pasando las de Caín) pero al mismo tiempo cree en la reencarnación (en contradicción con la doctrina cristiana), es tierno con el soldado que ha dado su vida en el campo de batalla, hasta el punto de besarle en la frente como si le diera las buenas noches a un hijo, le susurra no sabemos bien qué y se muestra compungido y atravesado por el dolor por el combatiente a quien le impone (en la almohada) una condecoración poco antes de transformarse en un ciclón odiador de cobardes ante la visión de un soldado con una crísis de stress post-traumático...
Parece que los únicos que saben entenderle son sus enemigos, los nazis, que se muestran asombrados pq el Ejército USA pueda prescindir de un general tan capaz por haberse puesto violento con un soldado acobardado, son los únicos que saben que se enfrentan a un romántico idealista y aunque le tienen cogida la medida son incapaces de derrotarle.
Sin entrar en el personaje histórico, ciñéndome al cinematográfico, el Patton de Scott resulta tan grande como humano, tan bravucón como emotivo, tan imaginativo como obcecado, y efectivamente su único enemigo parece ser su propio carácter.
El discurso del principio parece responder al clásico postulado de Cecil B. DeMille "empieza con un terremoto y de ahí para arriba". Una arenga es la mejor forma de preparar al combatiente para enfrentarse al campo del honor, donde según palabras de Patton, no debe dar su vida por su patria, sino conseguir que otros pobres bastardos den su vida por su patria.
Se antoja un visionario forjado en el pasado, tenía claro quien era el siguiente enemigo, pero al mismo tiempo no podía vislumbrar que llegaba un nuevo tipo de confrontación.
El peligro de alguien así es que si le haces caso, ya que tienes las tropas en Europa vamos a por los soviéticos, cuando acabemos con ellos pues a por los árabes, luego a por los chinos, luego a por...
Scott en esta peli está INMENSO (precisamente la semana anterior había visto "Al final de la escalera", otro excelente trabajo de este actor) y sabe dotar al personaje de Patton de los matices que le hacen atractivo, pues junto a esa combatividad excesiva, esa altanería casi prepotente y esa minuciosidad que le lleva a tener preparados planes de ataque antes incluso de que le asignen la operación-triquiñuela encaminada a confundir a los nazis antes de la invasión del Día D, Scott compone un personaje que es refinado, que habla en francés con su "ayuda de cámara" y con la población, que conoce detalles de la Historia Militar y casi "huele" campos de batalla milenarios donde los romanos se dejaron la vida, es ferviente creyente ("nunca vuelva a poner a prueba mi buena relación con Dios" le dice al cura a quien le encarga una oración para que deje de nevar ante su llegada a Bastogne, donde la mítica 101 Aerotransportada está pasando las de Caín) pero al mismo tiempo cree en la reencarnación (en contradicción con la doctrina cristiana), es tierno con el soldado que ha dado su vida en el campo de batalla, hasta el punto de besarle en la frente como si le diera las buenas noches a un hijo, le susurra no sabemos bien qué y se muestra compungido y atravesado por el dolor por el combatiente a quien le impone (en la almohada) una condecoración poco antes de transformarse en un ciclón odiador de cobardes ante la visión de un soldado con una crísis de stress post-traumático...
Parece que los únicos que saben entenderle son sus enemigos, los nazis, que se muestran asombrados pq el Ejército USA pueda prescindir de un general tan capaz por haberse puesto violento con un soldado acobardado, son los únicos que saben que se enfrentan a un romántico idealista y aunque le tienen cogida la medida son incapaces de derrotarle.
Sin entrar en el personaje histórico, ciñéndome al cinematográfico, el Patton de Scott resulta tan grande como humano, tan bravucón como emotivo, tan imaginativo como obcecado, y efectivamente su único enemigo parece ser su propio carácter.
El discurso del principio parece responder al clásico postulado de Cecil B. DeMille "empieza con un terremoto y de ahí para arriba". Una arenga es la mejor forma de preparar al combatiente para enfrentarse al campo del honor, donde según palabras de Patton, no debe dar su vida por su patria, sino conseguir que otros pobres bastardos den su vida por su patria.
Se antoja un visionario forjado en el pasado, tenía claro quien era el siguiente enemigo, pero al mismo tiempo no podía vislumbrar que llegaba un nuevo tipo de confrontación.
El peligro de alguien así es que si le haces caso, ya que tienes las tropas en Europa vamos a por los soviéticos, cuando acabemos con ellos pues a por los árabes, luego a por los chinos, luego a por...
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